Mi lado serio*

PALO PANDOLFO. Mientras prepara el lanzamiento de su nuevo disco, el músico acaba de reeditar sus dos primeros trabajos solistas. Confiesa que es un alivio verlos de nuevo en las bateas y, además, que pronto se animará a lanzar un libro de poemas.

"Me siento una de las cabezas del rock nacional"

Hace mucho calor y Palo Pandolfo parece pintado justo en el límite entre Colegiales y Palermo. Con una musculosa blanca y sus rulos característicos, come una ensalada en un bar bien “de barrio”, con mantel a cuadros y todo, mientras los mozos van y vienen y un televisor de fondo escupe mediante vozarrones noticias frescas.
En medio de todo ese contexto él habla sin parar sobre sus proyectos; a cada pregunta responde de forma extensa y se lo nota contento, lleno de ganas de hacer cosas, como cuando triunfaba en el under de los 80 con la mítica banda Don Cornelio, o como cuando realizó discos que pasaron a engrosar la historia del rock nacional con Los Visitantes. O quizás con más ganas, porque con el paso de los años, en lugar de desgastarse, aprendió algunas cosas. Por ejemplo, a no poner las manos en el fuego por nadie, “porque ya me he quemado con algunos productores”, asegura.
Ahora parece que va por buen camino. El año pasado firmó contrato con Típica Records, está terminando de grabar su tercer disco y, para amenizar la espera, él y la compañía acaban de reeditar A través de los sueños y Antojo, los dos primeros álbumes que hizo en solitario. No es un logro menor, teniendo en cuenta que el músico, a la hora de componer, no se guía por los mandatos de la industria. "Tengo fama de complicado. Hazte fama y échate a dormir. Es que artísticamente hago lo que me sale, me cuesta poder hacer un producto que tenga tal o cual ribete”, confiesa.
–Artísticamente eso sería una cualidad, pero no para la industria...
–Exacto. Después de los 90 la industria quedó bastante patas para arriba. Por eso Típica Records me parece genial, se están volcando a una cosa un poco más cool, entienden que yo pueda hacer un producto con cierta letra, un tango, música fusión, que mezcle estilos, que invente cosas.
–Contáme sobre la reedición de los discos...
–A A través de los sueños se le agregó la banda de sonido de "Nacido y críado" (película de Pablo Trapero) y es genial. Lo que más quería es que estuvieran esos dos discos en la calle; sobre todo Antojo, que se editó en octubre de 2001 y durante todo 2002 se laburó con la compañía independiente sufriendo y sin ganar guita. Pero el disco salió adelante y me permitió laburar en el peor año de Argentina de los últimos 50 años. Fue muy difícil pero seguí alimentando a mi primera hija y fue un milagro. Los socios que editaron el disco se pelearon a muerte a los seis meses de su salida y quedó descatalogado; me quedó la espina clavada porque es un disco en donde yo me juego una carta tremenda, me corro del compositor para cantar temas de otros. Me bajo de mi ego, me monto en un trabajo al que imprimo mi estética y mi energía y “pum”, se cayó. Que se reedite es un alivio y es bueno para preparar el campo para el lanzamiento de Palo 3.
–¿Qué te pasa cuando escuchás los discos de Don Cornelio o Los Visitantes?
–Amo mis discos viejos, todos me parecen geniales y algunos me gustan más que otros. Si no tuviera esa actitud sería un pelotudo, porque esos discos le gustaron a un montón de gente. Un disco toma siempre un proceso similar: lo grabás, el primer mes lo escuchás todos los días; y después no lo soportás y te pasás 2 años sin escucharlo. Cuando lo volvés a escuchar decís "uy, qué bueno que estaba". Y si pasan 20 años, como con Don Cornelio, decís: "No puedo creer cómo hice esto, qué pendejo soberbio, ¿qué carajo me pasaba?". Lo escucho y no lo puedo creer.
–¿En qué lugar te sentís dentro del rock nacional?
-A esta altura si no te digo que me siento una de las cabezas del rock nacional te mentiría. Yo fui a una reunión, hace unos diez años, y estaba (Luis Alberto) Spinetta, que es mi referente de vida artístico, y no me acerqué. Cero cholulo, no quería molestarlo. Y él se acerca y me dice "¡Palo!", ¡él me saluda a mí! Ya está, después de eso yo me la creo (risas).
–Decís que Don Cornelio tenía como un “diablo”, ¿en qué momento te lo sacaste?
–Lo fui como exorcizando durante toda la década del 90. Desde el embarazo de mi primera hija, en el 99. El test dio positivo y dije “ya está, listo, se acabó lo que se daba”. Di un giro de 180º ese día, en 5 segundos borré de un plumazo doce años. Del 87 al 99 yo estaba montado en el desprecio por la vida. Es más, más que desprecio por la vida era amor por la muerte, quería morir, buscaba la trascendencia a través de la muerte joven, como (Jim) Morrison, (Sid) Vicious, (Ian) Curtis. Igual siempre estuve del lado de la vida, jugaba al romántico fatal, y ahora me parece que estoy más dentro del arte que del exorcismo. El exorcismo lo dejo para mis rituales privados.
–¿Y ahora cuando tocás en vivo el “diablo” reaparece?
-Es distinto; cuando subo a un escenario creo que nunca voy a dejar de sentir que si no vibro no pasa nada. Arriba de un escenario quiero que la gente baile, cante, se divierta, llore, pero lo que más quiero es que la gente vibre, que se le paren los pelos y sienta como algún chuchito, porque cuando yo voy a ver espectáculos, si no me pasa eso me aburro. Digo “me gustó” o “no me gustó” si se me paró el pelo.
–¿Y quiénes te paran los pelos?
-En el Pepsi Music de 2006 toqué con mi banda e iba a tocar con Lito Vitale, y me quedé a ver a Spinetta. Fue tremendo como en el 79, cuando lo vi por primera vez. Yo era un niño de 14 años y ese año tuve la operación que me cambió la vida, una peritonitis aguda, me salvé de morir de pedo. Pasé de ser capitán del equipo de fútbol y patotero a eximir gimnasia dos años. Quedé buenito. Así fui a ver a Spinetta y ese día, literalmente, me elevé del piso, cuando estaba haciendo Diosa Salvaje, fue como un pequeño viaje astral y dije "esto me gusta". Volaba, y aterricé. Fue muy breve, pero una sensación vívida que no se compara con nada.

Un letrista y poeta que duerme sobre sus tesoros
Palo Pandolfo admite que le cuesta llamarse "poeta" quizás porque, confiesa, respeta mucho a quienes “se preparan” y él nunca pasó por la universidad. Sin embargo, es invitado a charlas entre intelectuales y muchos artistas lo buscan para trabajar con él. Tales son los casos de los hermanos Lidia y Luis Borda o los chicos de La Orquesta Típica Fernández Fierro, que le pidieron letras para sus canciones.
Además, pronto lanzará un libro de poesía. “Escribo desde los 12 años y, como buen dragón que soy, me tiro encima de mis tesoros y duermo sobre ellos. Tengo mucho material y me parece que va a valer más post mortem. Creo que alguien va a descubrir esa vida en papel y va a tener una experiencia tremenda. Lo hago con el afán de que a alguien le sirva como experiencia, no como diversión poética o alimento del alma. Mucha gente me ha sugerido que saque un libro y me dije "ya está, basta, no histeriquees más, hacélo".

*Esta es la entrevista publicada, pero la "real" duró unas 14 hojas de Word. Si a alguien le interesa me deja su mail y se la mando.