18.5.08

Irse

Bajo del colectivo, camino dos cuadras, paso por casa pero sigo de largo. Cruzo la avenida, entro al lavadero y la mujer oriental me dice mientras sonríe: ¡acolchado! Lo había dejado hacía una semana, pero fui a buscarlo dos días seguidos y no lo había lavado; después me colgué yo.

Voy a mi casa, dejo ese paquete y mis cosas, agarro 20 pesos y me voy al supermercado chino. Compra rápida: arrolladitos de brotes de soja y un paquete de 3D. Adelante mío hay una mina cincuentona con un escote zarpado y toda maquillada, la hija adolescente tiene unos tacos tremendos. La madre le dice que traiga una Coca, la hija la trae y la madre le grita: ¡Fría, de la heladera, Samanta! La hija va a cambiarla. Así, con diferentes productos, unas tres veces, aunque atrás haya una cola larga. Empieza conmigo, y sigue con una fila de tipos que le miran las tetas caídas cada vez que se agacha a sacar algo del chango para ponerlo en la cinta y, apropósito, no caben dudas, despliega su balcón-terraza.
La cajera me cobra a mí con el changuito de las mujeres en medio de las dos, no les interesa correrlo. Puedo apostar 100 pesos a que se van a ir y van a dejarlo ahí. Son demasiado algo para tomarse la molestia. Y el resto somos demasiado poco como para molestarnos por eso.

Vuelvo, preparo un Fernet, como el paquete de 3D con velocidad de atracón envidiable. Fumo. Into the wild. Lloro, pienso en la posibilidad de dejar mi vida tal cual es e irme. Pienso que el 99% de la gente que ve esta película debe pensar lo mismo cuando termina, pero ninguno lo hace. Quizás uno o dos. Pienso que me gustaría ser una de ese par que se aleja de la rutina tal y como es, pero como no me animo a eso me acuerdo que mi hermano me regaló un alfajor que quería que pruebe y en ese momento me viene al pelo. Lo como.

Cocino los arrolladitos en la cocina. Mientras, mi hermana mira una pelea de la Tota Santillán con su mujer. Me deprimo. Vuelvo a mi pieza. Pongo otra peli: Orgullo y prejuicio. La saco a la mitad por obvia y leve. Pongo una con Audrey Tatou. Comedia romántica boluda, la necesito, y si actúa ella me tiene que gustar. Error. La saco. Me acuerdo que tenía que tomar un remedio a las 9. Es la 1 de la madrugada, no sé si hará efecto con tanto Fernet encima, pero con probar no pierdo nada. Pienso que, en vez de insistir con dos películas tan malas, debería haber visto Into the wild tres veces seguidas hasta convencerme a mí misma de dejar todo. Me pregunté por qué me quedo acá y por qué sigo con esto. Me pregunto qué tengo y hago una lista breve de lo que, posta, vale la pena. Se me ocurre hacer otra de la gente que, posta, lamentaría sinceramente no saber de mí si me voy. Pienso en la última reflexión de la película y decido que la noche terminó para mí.

Decidida, agarro la mochila y meto un par de prendas. La dejo lista al lado de la cama y me acuesto. Cuando me levanto me baño, la agarro y salgo de mi casa a toparme con el sol de la mañana. Voy hasta el lavadero; le sonrío a la señora oriental, le dejo la mochila con la ropa y vuelvo a mi casa. Me lamento.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

ropa sucia afuera, dice una canción.

Anónimo dijo...

la quiero ver yaaaaaaaaaa

Julia dijo...

la misma seguridad de siempre. no se q hay q hacer ce... yo, por mi parte, no encuentro la felicidad en ningun lado. te mando un beso!

Shalena Mitcher dijo...

uff......


a mi me mató eso de que si no es en compañia no es real..


y encima eddie hace que sea todo aún más desgarrador.

Paz Tyche dijo...

vos qué fernet tomás? con qué gaseosa? eso repercute directamente en tu estado anímico.

Anónimo dijo...

"Pienso que el 99% de la gente que ve esta película debe pensar lo mismo cuando termina, pero ninguno lo hace"
Cuando la terminé de ver lloré y pensé exactamente lo mismo. Esa película me dejó pensando muchísimas cosas y algunas dolieron, aunque está bien.
Estoy leyendo tu blog de a poquito, lo estoy disfrutando muchísimo.

Mer