23.6.08

La mujer es vestido

"La mujer es vestido". Mi amiga Sole siempre decía esa frase cuando hablábamos de ropa. Podíamos tener puesto un jean o una pollera, pero las dos sabíamos que de esa forma no estábamos explotando al máximo toda nuestra feminidad.

Desde Marilyn Monroe con su clásico vestido blanco volándose al viento hasta Maria Grazia Cucinotta en El cartero de Neruda, con su tremendo escote y la tela floreada en perfecta sincronización con sus curvas, todo indica que esa prenda puede más que la combinación de varias.

Quien luce un vestido emana de forma automática una fuerza de atracción hacia cualquier persona que la mire. Básicamente, esto se debe al poder erótico que este tipo de modelo ejerce sobre la población mundial.

Por eso, ninguna mujer acude a la entrega de los premios Oscar enfundada en unos pantalones. Sería un desagravio a su condición femenina y, además, una actitud estúpida, sin contar que desaprovechar semejante ocasión de usar un vestido de gala sería una falta de respeto para las millones de mujeres, travestis y gays televidentes, que deseamos con el alma tener alguna oportunidad de lucir un modelo de esos que pueden lucirse, con suerte, una vez en la vida.

Para las mortales “comunes” esto es más difícil. Gracias si se casa un conocido, así que hay que recurrir al uso de vestidos menos sofisticados, que sirvan tanto para ir al supermercado como a la oficina, que combinen con zapatillas, botas y hasta ojotas, dependiendo de la temporada.

Pero no hay que dejar de militar por eso a favor de estos retazos de tela tan sublimes. Tener un vestido a la espera de la ocasión perfecta para ser usado puede ser todo un estímulo en la vida. Lo afirmo yo, que el año pasado me enamoré de un vestido de encaje rojo corte años setenta y por supuesto lo compré, aunque nunca tuve oportunidad de estrenarlo.
Lejos de sentirme frustrada por eso, saberlo durmiendo en mi placard me anima a mantenerme en el mismo peso que cuando lo compré, y estoy segura que hasta me sacaría de la depresión. Si un sábado a la noche me dispongo a quedarme llorando en mi casa y alguien me invita a un casamiento o a un evento que amerite usarlo, jamás diría que no.
Lejos de querer bailar el carnaval carioca, atacar la mesa dulce o buscar marido, la posibilidad de estrenar el vestido sería la zanahoria que me permitiría levantarme de la cama.

Una encuesta realizada por la revista Bog dio por resultado que el 20 por ciento de los hombres prefieren a las mujeres con vestido, mientras que el 80 por ciento restante las prefieren desnudas.

El primer dato lo comprobé el año pasado, cuando fui a un crucero por Brasil. Inexperta en ese tipo de viajes dudé acerca de qué ropa llevar, y decidí incluir en la valija diez vestidos por la practicidad para transportarlos (ocupan poco lugar y no se arrugan), además de un jean, una pollerita, bikini y una remera. Éramos un grupo de periodistas. La primera noche tuvimos una cena de gala y las 5 mujeres del comité de prensa lucimos nuestras mejores ropas, pero después nos avisaron que la noche siguiente tendríamos un cóctel de lujo, y la otra una cena con el capitán y así unas cuatro veces. Desesperadas, las chicas admitieron que no tenían otras prendas elegantes y terminaron en mi camarote probándose cada uno de mis modelos.

La operación fue un éxito, y no sólo eso. Cuando se corrió el rumor de que yo había arreglado a toda la dotación de periodistas con mis vestidos, los hombres del grupo confesaron que el hecho de que yo tuviera tantos me hacía subir muchos puntos en su ranking.

Un amigo me dijo que las mujeres con vestidos son como mujeres sin vestir, y es que el vestido es una prenda erótica, cualquiera sea su corte, estilo y procedencia. Basta con recordar que las mayores orgías de la historia corresponden a la época de los griegos y romanos, civilizaciones en las que las túnicas, incluso en los hombres, eran la vestimenta por excelencia, clara muestra del alto atractivo de este tipo de prenda, puesta en el sexo que sea.

A diferencia del pantalón y la pollera, que divide el cuerpo en torso, más cadera y piernas, el vestido es dueño de una armonía innegable en la mujer, como otro cuerpo que baila junto con ella.

14 comentarios:

Julia dijo...

amo ese vestido.

Anónimo dijo...

y el vestido es un acomodo total. No me cabe como el 80% las prefiere desnudas... se pierden de esa sutil barrera que separa de la gloria...

Anónimo dijo...

"Mi vida es un vestido" cantaba Gabo Ferro...

Julia dijo...

puedo contarle a anónimo que ese era el titulo antes?

Cecilia Martínez Ruppel. dijo...

ju: yo también amo ese vestido, pero no me gusta mucho cómo me queda.

anónimo I: ese es el único dato que inventé, un chascarrillo. por eso puse Bog y no Vogue!

anónimo II: como bien delata Julia, el nombre original era Mi vida es un vestido. Hoy me llegó el disco nuevo de Gabo (L)

Anónimo dijo...

Con mis amigas decidimos que tenemos que hacer cenas de gala en nuestras casas para poder exhibir todos los tules, stilettos decharol (2 pares sin estrenar)y labiales rojo rubí :)

Obviamente en casas bein calefaccionadas y con bebidas espirituosas de esas que derriten hasta un iceberg

Julia dijo...

te queda divino, cesito.

Julia dijo...

el otro día cuando bailabas, veia cuan largas eran tus piernas. quedé fascinada, debo reconocerlo. y con esas piernas, el vestido nunca puede quedar mal...

Cecilia Martínez Ruppel. dijo...

tanky: invitenme así puedo estrenar unos!

ju: hoy me puse ese vestido. un homenaje a vos.

ahhh! qué lindo el último comentario. yo veía las fotos y pensaba "qué linda es", te cambio las piernas por vos ¿?

el jardinero y su amante dijo...

durante mucho tiempo mi lema fue " aguanten las polleras" un dìa me di cuenta que mis caderas eran muy grandes pero que por eso no eran menos lindas que las demas caderas, entonces empece a usar jeans. y las polleras se vovieron bonetes de cumpleaños.
los vestidos implican medias, las medias implican algo de lo que a veces me rehuso por que me sacan los flotadores y silas corto arriba despues se me caen

lowfirocker dijo...

buenisimo el ensayo
concuerdo: el vestido es mujer.
y agrego: la vincha también

Anónimo dijo...

Claro que te invitamos! tendrías que venir a Montevideo, though...

Anónimo dijo...

entonces no soy mujer xq no me compro ni uso uno desde hace años. un casamiento me llevo a comprar uno my lindo q casi no volvi a usar. es mas solo uso polleras en verano, solo minifaldas.explotar al maximo nuestra femindiad...explotar q? para q? soy
mujer aunque me ponga una bolsa de plastico para taparme....y esta buenp ponerse bellas ,no femeninos, q los hombres se arreglan no se ponen "masculinos" o buscan explotar su masculinidad al maximo....x suerte los flacos con los q salgon entran en combustion aunq este con un jogging estirado....y alguna actriz con pantalon vi en lo oscar...

Cecilia Martínez Ruppel. dijo...

desvestida: el texto surgió de una consigna, que era hacer un ensayo pequeño, informal y subjetivo, siendo determinante, defendiendo o atacando algo y ya. me encantan los vestidos, pero no soy tan tonta como para creer q sin ellos no soy mujer ni mucho menos. todo bien. saludos.