18.6.08

Postales de mi ex barrio

1.
Alicia vive en la calle. Aunque su casa es la envidia de muchos desamparados, eligió deambular por las veredas del barrio y dormir en umbrales para usar su hogar como una baulera gigante. Así, su morada se convirtió en un baldío repleto de basura, y su cuerpo en la forma golpeada de quien no se abandona nunca al sueño en una cama. Si bien luce sucia y despeinada es exigente con la ropa. Enterró la campera que los vecinos le regalaron para pasar el invierno porque, según dijo, no le gustaba su color.

2.
Justo cuando el reloj marca la medianoche, el Padre Pepe sale a la calle a tirar tantos cohetes como haya podido comprar con las ofrendas que los fieles hicieron a la Iglesia en la misa de Noche Buena. Más tarde, con el estómago lleno de turrón y borracho de la sangre de Cristo, se va a dormir. A la mañana siguiente tiene sexo con la mujer de enfrente, mientras sus hijas se prueban la ropa que alguien dejó en el canasto de donaciones para los más necesitados.

3.
Ashcroft. Ese nombre le pusieron Damon y Varo al pasaje en donde suelen encontrarse, porque parece recortado de un video del músico inglés. Entran en escena enfundados en sus camperotas verdes y lo primero que hacen después de saludarse es decirse el uno al otro qué música venían escuchando; luego caminan. Las salidas no se suspenden por lluvia. Creen que el nivel de emotividad de un videoclip aumenta notablemente si se pasa por agua.

4.
Vicente sale de su departamento sólo una vez por semana, cuando un remise de confianza lo pasa a buscar, a las cinco de la tarde, para llevarlo hasta la casa de su hijo. A las once y media regresa puntual. Durante esas horas su nieto y la novia, como dos ocupas soñadores, usurpan la vivienda con la copia de las llaves, juegan al matrimonio: hacen los mandados, preparan la cena, tienen sexo, miran un rato la tele, ponen las cosas en sus lugares y vuelven cada uno a su casa.

5.
Cada vez que Clara llega a su casa a las cinco de la mañana, con olor a alcohol y cigarrillo en el pelo, se cruza con Germán, que se va a trabajar al Mercado Central. El ruido que hace el motor de su vieja camioneta al calentarse sirve de despertador a la gente de toda la cuadra, que protesta entre sueños por el bochinche. Cuando Clara se despierte para empezar su día, Germán ya habrá repetido un centenar de veces el precio del kilo de papas.

7 comentarios:

Julia dijo...

me encantan, ceso.
sabes como me gustan las calles, los barrios, las historias. hermoso!

Anónimo dijo...

no se quien sos pero me encantaron esas narraciones.
felicitacion.

Cecilia Martínez Ruppel. dijo...

gracias Ju! =)

marcela: gracias a vos también, muy halagador el comentario!

Shalena Mitcher dijo...

aia...

me gustan.

me gusta la de Vicente y la de Ascroft.

Me gusta que sean muchos y elegirme uno.

Como si fueran figuritas, cositas..

Cecilia Martínez Ruppel. dijo...

jajaja
y son verídicas!

Shalena Mitcher dijo...

naaaaah

Cecilia Martínez Ruppel. dijo...

sehhhhhh!