2.3.09

Agua fresca

El sábado le compré dos libros a Funes: Los Pacoquis, de Federico Levin, y Grunge, de Alfredo Jaramillo. Son cosidos a mano con hilo encerado en encuadernación japonesa, numerados. Funes me preguntó qué número prefería y le dije que alguno impar. Buscó, pero de Jaramillo no encontraba así que opté por cualquiera. El que elegí justo no tenía número, un misterio, así que me dio a elegir de nuevo, esta vez, directamente, qué número prefería que le pusiera. 43, pedí, pero me mostró Funes, la tirada era de 40. Así y todo le puso 43. Ahora es un libro mágico.

A Goyo, o a la editorial Nulú Bonsai, le compré otros dos: Juan, de Frey Chinelli, y Ataque de pánico, de Juan Xiet. La otra madrugada estuve leyendo unas 40 páginas de este último y me pareció sincero y cómplice; me perturbó antes de dormir de una forma bonita.

Ayer cumplió años mi hermana y me pidió que le regale un libro para empezar a armar una biblioteca, ya que siempre lee los míos. Le compré Crímenes imperceptibles, de Guillermo Martínez, En las nubes, de Ian McEwan, y El beso de la mujer araña, de Manuel Puig. Cosas diferentes, así va viendo qué le gusta.
Yo no aguanté y me compré La novela luminosa, de Mario Levrero. Es tan grande y tiene un nombre tan lindo... ayer lo estuve ojeando y hojeando; promete darme tanto placer que el sentimiento me emociona.

Comprar libros, aun a fin de mes, cuando no tengo más plata, me alimenta. Los dejo ahí en la mesa de luz o en la biblioteca o en el escritorio y se que están esperando su turno de convertirse en mis tesoros. Y hasta que les llega su momento me gusta agarrarlos de a ratos como en un histeriqueo inocente, leerles el número de ISBN, analizarles la portada, espiar el índice, pasar las páginas rápido para ver qué diseño tienen, palparles la textura, olerlos.
La humedad está terrible, me pesan las piernas y los ovarios se me revuelven. Hoy tengo ojeras, recién es lunes, la agenda está completa y el cuarto desordenado pero ahí están mis libros. Les agradezco tanto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

olerlos, olerlos, olerlos, a los libros nuevos y a los nuevos discos. da placer. también algunos que están viejos. saludos! placer chatear con ud!

Julia dijo...

Anoche, un pajarito me contó que estabas de mal humor. Yo fui y me llevé mi guitarra en miniatura de regalo. La tengo en la biblioteca. Te extraño, Cesi.

Cecilia Martínez Ruppel. dijo...

sp. sobre todo las hojas de los viejos, aunque a veces me dan alergia! un placer chatear, igualmente, no así cómo madrugué en esa oportunidad =P
éxitos mañana!

ju. el pájarito estaría ebrio o se confundió? porque no fue así, qué raro, ahora te mando mail para q me saques la intriga. qué guitarra miniatura?