28.9.09

Hugh Laurie is in tha House

x Celcius.

Un hombre estaciona su moto en un lugar prohibido, entra a un hospital vestido con jeans viejos y una remera, y camina con bastón. Está despeinado y tiene las ojeras marcadas como huella fiel de los excesos cometidos la noche anterior. Pagó por sexo, y lleva un vaso de café en la mano para intentar apalear la resaca de todo lo que bebió. No va a la guardia de emergencias para que le saquen el malestar físico; va directo a su oficina: es el jefe del Departamento de diagnóstico del lugar y, apenas llega, en vez de ponerse a investigar los casos de sus pacientes se pone a tocar su guitarra eléctrica ignorando como un niño el típico cartel que reza “silencio, hospital”.

Sería injusto afirmar que esas características lo invalidan como médico, pero también es cierto que no cualquiera se animaría a someterse a las opiniones de un doctor tan poco convencional. Se quiera o no los códigos sociales existen, y es innegable que si a uno le duele el apéndice va a resultarle más confiable un profesional tranquilo con una bata puesta y un estetoscopio en el cuello que un misántropo malhumorado que toma pastillas de Vicodina delante de cualquiera como si de caramelos se tratara. Pero en la televisión todo es posible, y es así que el doctor Gregory House hace cinco temporadas que ocupa su puesto en el hospital Princeton Plainsboro, de Nueva Jersey. Es arrogante y suele volverse insoportable, pero no deja de hacer en cada capítulo lo que mejor sabe: salvar vidas comandando a su equipo de expertos. Pantalla de televisión mediante, tampoco deja de sumar adeptos. Las mujeres suspiran por él y los fanáticos esperan con ansias el comienzo de la sexta temporada de la tira que lleva su apellido. House MD (Dr. House en Latinoamérica) llegará en Estados Unidos el próximo 21 de septiembre por el canal Fox, y la Argentina podrá verlo en noviembre, por Universal Channel. Todo un fenómeno, que el año pasado mantuvo a un promedio de 82 millones de espectadores en vilo en 66 países.

Divertite adivinando quién es quién. ¿Conoce usted a Dr House? Si en una encuesta preguntaran eso seguramente la mayoría de consultados que no viven en una burbuja responderían lo mismo: Sí. Sin embargo, no todo el mundo sabe quién es Hugh Laurie. Si se le mostrara una foto suya a unas cien personas y se les preguntara quién es, lo más probable es que la mayoría responda con el nombre del personaje y no con el del actor, así esté interpretando a Hamlet. A veces pasa, pero eso no le resta méritos a este artista inglés que ya suma más de treinta años sobre los escenarios. En su país natal Laurie alcanzó notoriedad en la década del 80 en series como Alfresco, La víbora negra y A Bit of Fry and Laurie y, ya en Hollywood, su currículum aumentó con participaciones en películas como 101 Dálmatas, El hombre de la máscara de hierro y Stuart Little.

Así es la fama. El actor es actualmente uno de los mejores pagos de la televisión nortemaricana y, a los 50 años, se encuentra en su mejor momento, como un vino que aumenta su valor con el paso del tiempo. Antes, Laurie era uno más. Ahora el material de archivo de sus viejas actuaciones es muy codiciado, y el video de Youtube que muestra el casting que realizó para ganarse el papel de House suma unas 2.836.823 visitas, cifra que aumenta a diario. Perverso, cínico y brillante, a las mujeres les encanta su personaje, pero también el hombre que hay detrás, ya sea en la vida o en la pantalla. Quizás es difícil establecer las diferencias entre la realidad y la ficción porque, si bien Laurie asegura que es muy diferente al doctor en cuanto a personalidad, le imprime a House cualidades que él mismo supo desarrollar. Los dos se divierten tocando la guitarra y otros instrumentos, los dos aman las motos de competencia (¡y hasta usan las mismas!), y los dos portan una sonrisa y unos ojos claros que resultan irresistibles para muchas de sus seguidoras. La rapidez para imprimirle humor a cualquier situación es otra constante que personaje y actor comparten. Ante un caso difícil de resolver House puede llegar a consultar: “¿sigue siendo ilegal hacerle una autopsia a alguien vivo?”. Así mismo, si a Laurie le preguntan si el éxito se le subió a la cabeza, no duda en afirmar, irónico: “todavía no, pero estoy en ello”.

El bueno, el malo y el feo. Las series de televisión que transcurren en hospitales no son algo novedoso. E.R., Greys Anatomy y Scrubs son algunas de las que marcaron tendencia en eso de filmar entre enfermeras y camillas, pero Dr House marcó un hito con su protagonista. Si bien hay gente que mira el programa por los casos clínicos que se presentan y se resuelven en cada capítulo, lo que sigue la mayoría de televidentes es la historia personal del médico que se desarrolla casi enteramente en su trabajo, pues prácticamente no tiene vida social. Su mejor y único amigo es Wilson (Robert Sean Lonard), el oncólogo de la institución, y el romance que sigue el público es el que podría concretarse entre House y la directora del hospital, Lisa Cuddy (Lisa Edelstein).

La serie dramática, creada por David Shore y estrenada en 2004, está inspirada en el clásico personaje de Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes, y traspasa los límites éticos de cualquier profesional. Gregory House odia tratar en directo con enfermos y se vale, para salvarlos, de los métodos menos ortodoxos que estén a su alcance. En apariencia poco le importa ayudar a la gente, pero no tolera ser incapaz de resolver un caso y eso lo vuelve el mejor en su cargo, por más irritante que sea para sus empleados y sus pacientes. Así y todo, la audiencia lo ama. Tal vez la devoción del público se deba a que mediante pequeños guiños o señas, la trama deja entrever que, en el fondo, a House sí le importa la gente que lo rodea. Es miserable, pero también es víctima.
Sufrió un infarto en el músculo de una pierna y se volvió adicto a la Vicodina para calmar su dolor. No es capaz de mantener una relación estable, pero pide ayuda a su manera. No cree en Dios, pero es capaz de electrocutarse para probar su inexistencia al tener una experiencia al borde de la muerte. No tiene problema es humillar a su equipo y pegarles en sus puntos más débiles pero, en situaciones límites, sabe decir la frase indicada para que encuentren la clave que les permita resolver aquello que los aqueja. Todo eso, a lo largo de cinco temporadas, provocó que coseche muchos más fanáticos que destructores.

Esperando el milagro. El final de la quinta temporada (y aquí quien no lo haya visto puede abandonar la nota) fue desolador. Víctima de alucinaciones y delirios House aceptó internarse en un instituto psiquiátrico para someterse a un riguroso tratamiento que lo ayude a abandonar las drogas. Lo que sucederá ahora pocos lo saben, pero los trailers de adelanto de la serie, los foros de los fanáticos y las declaraciones del propio Laurie en algunas entrevistas recientes ya dan pistas de lo que se viene. Para empezar, por el estado de salud delicado en que se encuentra House (y por eso mismo le sacaron la matrícula), el doctor no podrá ejercer su profesión; por el contrario, él mismo deberá ocupar el rol de paciente que tanto detesta. A su vez, cuando regrese al hospital Princeton Plainsboro las cosas no serán como antes. Una de las productoras de la serie, Katie Jacbobs, aseguró que no van a forzar la realidad y, por ende, “la historia tendrá sus repercusiones”, puesto que nadie puede internarse en una clínica psiquiátrica y pretender “volver a su trabajo fingiendo que no pasó nada”.

Según declaró el propio Laurie en una entrevista a la revista TV Guide el primer episodio (que será más largo de lo habitual) se ubicará apenas unos días después de la llegada de House al instituto mental, y él “tratará de mantenerse a raya y contener su lengua mordaz”. Para mantener el espíritu maldito del personaje que tanto atrae a los espectadores es de suponer que no lo logrará, o perdería todo el encanto, pero también es cierto que a esta altura de la serie el doctor ya tiene un ejército de fieles seguidores que no lo abandonarán ahora que llegó al fondo del pozo. Tratándose de Gregory House es imposible saber lo que va a suceder, porque su encanto reside también en sus defectos. Parafraseando a Borges: a House y a sus seguidores no los une el amor sino el espanto. Quizás cuanto más enfermo esté más rating tenga, y quizás cuanto más aporree a su entorno, más lo quiera la audiencia.
Después de todo, tal vez no sea tan malo ser atendido por un doctor inteligente y atractivo, que ama la música y prioriza su profesión ante cualquier otra cosa. ¿Qué es preferible? ¿Un médico que le agarre a uno la mano mientras se muere o uno que lo ignore mientras mejora? Como él mismo le dijo a un paciente: “Lo peor sería uno que te ignore mientras te mueres”, y con House está claro que eso no pasará.

5 comentarios:

Napoleon Wilson dijo...

Excelente texto!

Hoy en dia la mejor serie policial del mundo. Vamos que en unas horitas sale bajar el capitulo 2!

Julia dijo...

El tono de la nota! =P
Hoy sale el dos? Copado!

padre Morning dijo...

No lo conozco pero no tengo dudas. Prefiero morir en manos de este tipo antes que someterme a las prácticas inhumanas de los mercaderes de la enfermedad convencionales.

Manderley dijo...

Magnífico resumen no puedo decir más...

Amanda dijo...

Prefiero morirme de cualquier manera antes que mirando el techo de un hospital.


Nunca la vi esa serie. Voy a alquilarla y verla todo asi si alguna vez no encontramos tenemos tema de conversación jejej