Atendí a Flor recién despierta, ya vestida pero despeinada, ojerosa y recién preparándome un té para desayunar. Ella llegó espléndida con varias horas de lucidez ya encima, y propuso: "¡Está hermoso afuera, vamos a hacer la clase a Parque Centenario!".
Así que llegó el profe y ahí fuimos, a dibujar patos, calesitas y pasto bajo el furioso sol de mediodía.
El resultado:
Un dibujo medio pelo al que le faltó perspectiva y una marca al rojo vivo en el escote, que debe ser como de tercer grado.
Eso sí... ¡nos la pasamos genial!
1 comentario:
jajaja... la pasamos bien es verdad.
Yo volvi a casa y cada vez que me veia la cara en algun reflejo no entendia el porque de lo colorado en mi nariz y hermosos pomulos.
Como 3 horas despues caí: "cierto que hoy, despues de un año a las sombras, permaneci bajo el sol".
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