29.11.09

De cómo llegué al DF para el Día de los Muertos



No me acuerdo cómo decidí que quería conocer México, sí que fue de muy chica. Jamás había ido, claro, pero lo amaba todo: la música, la comida, los artistas, la cultura. Sin haber pisado el DF, yo ya sabía de qué lugares hablaba la gente cuando mencionaba puntos turísticos como Xochimilco, el Zócalo y el Café de Tacuba, pero también otros conocidos más vale por los residentes, como El Chopo y Tepito. Ahora que fui, diría tantas cosas sobre esa experiencia que me trabo y me cuesta escribir. Hice un diario de viaje que todavía no me animé a releer por miedo a extrañar demasiado un lugar que, creo, de alguna forma conocí siempre.

Unas semanas antes de salir de viaje fui a cenar con las chicas a un restaurante que me encanta, Taj Mahal. Una fue al baño y al volver soltó exaltada: "¡Hay una mujer que lee las manos!". Ya había ido yo a ese restaurante en julio y la mujer estaba; Caro había querido solicitar sus servicios pero yo preferí descartar la idea; estaba bien, y no quería escuchar predicciones que nublaran los vientos favorables que, sospechaba erróneamente, habría a futuro. Pero esa última vez que fui el panorama ya estaba bien tormentoso así que acudí a la pitonisa en busca de una predicción esperanzadora. Ella estudió mi nombre numerológicamente, hizo interpretaciones sobre mi signo, me miró atentamente las manos con una lupa y me dio detalles de mi vida de acá a la aternidad. Lo que me pronosticó o la forma exacta en que definió mi personalidad no viene a cuento, pero sí un detalle no menor: "Estás por hacer un viaje, ya, dentro de muy poco, a un lugar... a un lugar en el que vos ya estuviste. Vos ya viviste ahí, en otra vida... bueno, ya te vas a dar cuenta cuando estés allá. Va a ser un viaje místico, te va a cambiar la cabeza".

Por un lado me sorprendió. Estaba por hacer un viaje dentro de muy poco, y a un lugar que, efectivamente, había probabilidades de que fuera místico, por la sencilla razón de que iba a representar cumplir un sueño que tenía hacía por lo menos quince años. Por otro lado era predecible: la mayoría de los viajes de alguna manera lo cambian a uno o resultan mágicos.

Ahora es domingo, tomo una michelada en Buenos Aires, miro las fotos y me acuerdo que dos domingos atrás estaba en la plaza Garibaldi emborrachándome con alegría, bailando al son de los mariachis que entonaban clásicos desgarradores, con gente increíble que me hizo sentir feliz y me hizo reír hasta la madre.
Me doy cuenta de que la cabeza sí, me cambió, de una forma definitiva que no puede traducirse en anécdotas de viaje porque no se entendería. Porque empezó todo el Día de los Muertos, cuando en la plaza de Coyoacán leí en el piso, escrito en aserrín de colores, una frase que me hizo entender que por más que trate de escribir hay ciertas cosas que sólo las cuenta bien el tiempo: Por mi raza hablará el espíritu.

5 comentarios:

Luisz dijo...

Nadie es profeta en su tierra...

Unos quieren venir y otros irse, es ley de vida, supongo...

Saludos.

ramona dijo...

Ufff... Mexico es increíble!! fui este verano y no veo la hora de volver. Mi mamá siempre vuelve a México, hay algo fuerte que le pasa allá que no le pasa en ningún otro lado. Creo que la entiendo, y te entiendo a vos porque me costó leer esto sin querer estar en Coyoacán de nuevo o en el Zócalo viendo el palacio de gobierno y más atrás las ruinas y los edificios modernos por ahí cerquita nomás.

Damon me dijo que fuiste solo al DF, después me gustaría que me cuentes algunas cosas ya que no estuve ahí mas de 5 días y me gustó mucho la ciudad en muchos sentidos pero la odié en muchos otros. Después del DF fuimos bajando y estuvimos en Puebla, en Oaxaca y en Huatulco playita snorquel cerveza. Y definitivamente Oaxaca fue el lugar en el que dije... acá, acá está todo, acá podría vivir. El mezcal y el quesillo y Monte Albán y Hierve el agua y la plaza central y el mercado y ciertas personas que viven en los morros.

Bueno, no sé, eso. Y mucho más, obvio, que creo que más que decirse se huele y se escucha y sobre todo se siente.

Eugelamana dijo...

Hola Ceso!!! buenísima la crónica de tu viaje encantado!! A que el bello vestido q luciste en el cronotopo viene de la ciudad natal de tu otra vida?
"La reacción opuesta"... que hijo q pariste! no paro de decirte FELICITACIONES! sos una gran escritora. Con Pali volvimos del Crono leyendo uno el y uno yo tus poemas.
Hoy feliz esta un nuestra biblio, prometemos cuidarlo!
Besos

Anónimo dijo...

Em esa frase ya la lo dijo hegel.
Inu

Shalena Mitcher dijo...

qué bueno qué bueno qué bueno

yo ya fui efectivamente, pero en mi misma vida, no en otra. De todas maneras espero que también me cambie la cabeza, o que al menos me la tiña de pensamientos caribeños que duren forever.

:)