Otro que se va de la mesa de luz

Terminé de leer El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, de Haruki Murakami. No me atrapó tanto como "Kafka en la orilla" o "Crónica del pájaro...", pero me pareció de una sensibilidad enorme el argumento y las metáforas que, creo, encierra la obra. Me faltaban diez páginas hace tres días y no quería terminarlo; me lo olvidaba, lo dejaba por ahí, me ponía a hacer otra cosa cada vez que podía liquidarlo. La historia en algún punto es complicada, pero a la vez de una sencillez tan mágica que invita a reflexionar sobre cosas tan básicas como cotidianas y trascendentales.
Parece que este año estrena la versión cinematográfica de Tokyo Blues, la única novela realista del autor japonés. Yo digo, algún copado, onda Terry Gilliam, ¿no quiere llevar a la pantalla grande una de estas historias voladas? Que Tom Waits haga del científico, por favor.