20.3.08

Consigna: describa un barrio

El barrio más tranquilo y con más espacios verdes de toda Capital Federal. Esos dos argumentos son los que primero esgrimen quienes viven en Versailles, cuando precisan resaltar los atributos de la zona ante quienes los ofenden con frases como “queda lejos de todo” o, peor aún, “ni sabía que existía ese lugar”.

Y es que es así, tal cual lo afirman los fundamentalistas del barrio. Frente al supermercado Carrefour tenés la plaza angosta que se extiende sobre la calle París y después tenés esa otra en Peralta, atrás del cuartel de bomberos, y la de Santo Tomé, y la de Arregui y Roma –que se llama Ciudad de Baff-, y La Terán, y seguro alguna otra que ahora no me acuerdo. Cada una tiene su identidad. En una priman las mamás con sus hijos, en otra los viejitos que juegan a las bochas, en otra los pibes que no hacen más que fumar porro y tomar cerveza y en otra los bomberos, que le dan al fulbito hasta que suena el teléfono y tienen que rajar a apagar algún incendio, algo que no es habitual.

El común denominador son las chicas. En todas hay adolescentes que se reúnen a mirar a sus amores. También paseadores de perros, que no van a pasear a los perros sino a fumar porro y tomar cerveza y ser vistos por adolescentes que los creen sus amores.

Las casas son bajas y hay muy pocos edificios, aunque en los últimos años construyeron varios dúplex. El negocio más atractivo de la calle principal es un maxikiosco, pero la posta está en Nogoyá. Ahí hay un kiosco que cierra recién a las once de la noche, frente a un bar en donde se vende droga, se apuesta a las carreras y se juega al pool. Sino, para comprar algo después de las 9, tenés que caminar hasta Juan B. Justo.

Una cuadra más lejos hay un bar más, famoso entre los jóvenes, porque ahí se filmaron escenas de El hijo de la novia, la película de Juan José Campanela. Pero si del séptimo arte se trata, los que la tienen más clara prefieren contar que en la plaza Ciudad de Banff se filmó la última escena de Esperando la carroza, y el resto de la película en la calle Dupuy, por donde Mamá Cora desfiló con su andar desprolijo ante las cámaras.

Me pedías que te describa el barrio, qué más te puedo contar. Hay una iglesia (Nuestra Señora de la Salud), un club (el Ateneo Popular de Versailles), una comisaría (la 44) y varias escuelas del estado con nombres como Kennedy y Estados Unidos. No sé ahora, pero 50 años atrás mi papá iba a esa última y lo hacían cantar el himno del gran país del Norte.
No es lo único importado. Un puñado de callecitas conforma con sus nombres un mini-tour por Europa. Podés caminar por Roma, Bruselas, Lisboa y París con solo andar unas cuadras, y disfrutando de una arboleda poco habitual en Capital.

Lo mejor son los pasajes. Décadas atrás vivían en el barrio los constructores ingleses del ferrocarril, así que recorrerlos resulta un paseo encantador que puede derivar en románticas aventuras si se anda bien predispuesto a inventar situaciones acordes al paisaje, repleto de casitas con tejas, jardines elegantes y ventanas pequeñas.

Si querés que te de un consejo yo te recomiendo que vengas de noche. Bajar del colectivo a la madrugada y caminar un par de cuadras escuchando música y mirando a tu alrededor puede ser un placebo de lo más efectivo si te dejás llevar por la estática del panorama. Sólo el viento y algún gato pueden aparecer para quebrar esa calma que reina en Versailles, ¿te dije? Es el barrio más tranquilo y con más espacios verdes de toda la ciudad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://pensaysalis.spaces.live.com/blog/cns!801A200577694BC5!335.entry

LA COSA RARA dijo...

tenia la idea que esperando la carroza se habia filmado por liniers.
bueno, era cerca.