Deberías verme bailar

Darklands suena en la soledad de la oficina, que no es lo mismo que la soledad en otros lados. Esta soledad es bienvenida y disfrutada, y ansío que se extienda, con mi botellita de agua al lado, con mi budín de verdura de almuerzo y mi paquete de pepas de quínoa y frambuesa esperando para la merienda. El escritorio nuevo está casi vacío, me mudé al lado de la ventana y como estoy en un primer piso la vista me da justo a las copas de los árboles y al balcón de esa señora que siempre barre vestida de rojo y acomoda las macetas. El teléfono desconectado en busca de paz y la felicidad, ¿que qué es? Bueno, viniendo en el colectivo me acordé de anoche, a la madrugada, cuando los tres bailamos una coreografía improvisada con este tema, y me respondí sola que la felicidad son cosas como esa, o como ésta de ahora también.